26 enero 2020

Cuando la salud falla

Pensé que era una baja de azúcar más, el ponerme a convulsionar fue la señal definitiva de alarma. Hospital, análisis, la sonda constante en el brazo... el miedo y la frustración. "Infarto cerebral", me han dicho... y ya con eso entré en pánico.
Siempre me sentí orgullosa de lo que sé, de mi cabeza... esa siempre ha sido mi fuerte y quedarme sin eso me dio una bofetada de humildad que no pensé recibir nunca. ¿Y ahora? Ahora toca recuperarme, meses de terapia por delante... tener paciencia conmigo misma.

29 agosto 2018

En el Facebook encontré

«Para esa miserable que abandona a sus hijas con la chiva de ir a Antofagasta para darles una mejor vida a ellas, quiero expresar mi gran tristeza por ellas. A pesar de que están grandes y estudiando. Es que no había ninguna razón urgente para tal decisión. Solamente el afán material, superficial, arribista, egoísta, por el qué dirán. Hay un ser superior, que como dice un sabio "Dios se demora pero no olvida". Pedirá cuenta a tales decisiones. Sólo queda esperar al otro lado del río, como su miserable vida termina al final del día.»
 Esta publicación en Face provocó problemas en la familia, entre todos los comentarios de él, ya sean en persona o en redes sociales, las discusiones, la opinión de las hijas (de las que habla el comentario), etc... se incendió Troya.

¿Qué pasó aquí?

La ex decidió ir a Antofagasta y aceptar una oferta de trabajo con mejores condiciones: mayor sueldo, alojamiento gratis, el pago de los pasajes, días libres cada X semanas, para poder viajar a ver a sus hijas (ambas estudiantes universitarias)... y bueno ¿cómo se pagan dos carreras universitarias con un sueldo de profesora?

El "Gigio" dice que no, que ella es una "cualquiera", que seguro tiene un novio allá y sólo es una excusa, llama y exige saber el colegio para llamar allá, que abandonó a sus hijas, etc. Y yo me digo "¿acaso el padre no está aquí? ¿eso es abandono?".

No dejo de preguntarme el porqué de exigirle siempre a la mujer, porque nosotras somos las que tenemos que dejar la carrera en pos de los hijos, mientras que los padres pueden estar en otra ciudad que si es por trabajo están plenamente justificados. Pero si llega ha ser la mujer quien hace esto: ¡se la condena!

Hubo quien me dijo que era porque, socialmente, es el hombre quien se encarga de ser el proveedor y la mujer de dar la educación a la familia, pero hace mucho que la mujer también es proveedora ¿será mucho pedir que el hombre también eduque y contenga?

15 agosto 2018

Ítaca


Conocí a Ítaca, o eso creí, hace más de veinte años atrás. Lo consideraba un poema hermoso, que traía consigo una sensación rara, un... extrañar algo no conocido, un puerto, un objetivo, a falta de mejor palabra, seguí llamando a esa sensación así: Ítaca.

Me dije que disfrutaría el viaje, que ya habría tiempo para Ítaca, que tal vez ni llegue, que no encuentre, pero que sacaría el mayor provecho posible del recorrido. A ratos vi la ira de Poseidon en el camino y luché contra tormentas que me parecieron eternas... y aprendí a convertirme en tormenta.

Bajé en muchos puertos, busqué a esos sabios, aprendí, recorrí, reí... y viendo que no era MI puerto, seguí mi viaje.

Y como la Odisea... mi viaje duró décadas (aunque no tantas como en aquel libro). Hubo ratos en que me acerqué tanto a mi objetivo y lo vi perderse entre la bruma... sentí que habían tantos dioses y que me maldecían todos... y volví a los puertos inadecuados y a sus descansos pasajeros.

Llegó con la brisa del mar y el sabor a sal en sus labios; llegó y encontré a otra persona que no dejaba de buscar a su "Ítaca"... y desde entonces, comprendimos que ese poema, que esa sensación, no se trataba sólo de un puerto, sino que también del viaje. Y, así, de la mano, nos pusimos a recorrer un nuevo camino.

Espero que ella tenga muchos años más, para poder seguir este viaje. 

¡Feliz cumpleaños, amor!


13 agosto 2018

Libres...

«Hoy una paciente de 87 años me dijo "La sociedad se queja que el amor de los jóvenes es efímero, no se casan ni duran años en pareja como antes. Lo que no saben es que a las mujeres nos obligaban a aguantar todo lo que nos hicieran nuestros maridos, no teníamos opción, ahora son libres".»
(Lamentablemente, quien escribió esto, tuvo que borrar su perfil de Twitter.)

Recuerdo que mi abuela solía decirme "ten tu propia profesión, para que no dependas de ningún hombre", ella tenía terror de que alguna de nosotras (mis primas y yo), tuviésemos que soportar golpes, borrachos, etc sólo por no tener otra opción (como sí sucedió con muchas mujeres de su círculo). Y sí, aprendimos, aprendimos que no hay que lanzar todo a la mierda al primer problema pero también y aún más importante, aprendimos que tampoco podemos mantenernos en una relación sólo porque "es lo que se debe", "es lo que toca", "por el bien de los hijos"... aprendimos que estar con alguien debe ser una opción que tomamos día a día y nunca una obligación.

14 junio 2018

Esconderse

Hace años atrás, con otras parejas, siempre tenía el mismo problema: el armario. Verán, mi familia y amigos saben que soy lesbiana (el cómo lo supieron es otra historia), pero invariablemente estaba en relaciones con mujeres que no habían salido del armario y esto era un lío tremendo.

Ya era bastante malo tener que simular en la calle (lamentablemente en ese entonces no faltaban los tipos que, ofendidos por tu actitud, te lanzaban piedras sólo por ir de la mano con alguien del mismo sexo), pero cuando eso además se trasladaba a tu propio hogar: era terrible.

Llamadas en Skype donde debía desaparecer, simplemente ni existía en sus vidas. En algunas ocasiones no era ni "la amiga", ya no hablemos de decirles a sus padres que vivían conmigo, o que me presentara a sus compañeros de trabajo... o a sus amigos.

Fueron tantas veces las que fui a buscar a la salida del trabajo y verlas pasar de largo, hacer como que ni me conocían... y dolía, dolía mucho.

Todo cambió una noche en la que conocí a cierta joven, y cuando digo "joven", me refiero a alguien que se acercaba más a la edad de mi hija que a la mía (de hecho, alguna vez mi madre preguntó si era una compañera de curso de mi hija). Estaba claro desde el inicio que esa relación no llegaría a nada, pero era liberador estar con alguien que le importaba 3 pepinos que alguien supiera de su condición sexual... o de lo que sea sobre ella.

Eso fue una locura, de pronto era yo la que quería "esconderse" o al menos "disimular" un poco... y entendí a mis exs. Uno cosa era no publicarlo a los cuatro vientos y otra tener que esconderlo. Y, entre ambas propuestas, a veces se llega a un extremo.