31 diciembre 2017

Lecturas de diciembre de 2017

Carol
Este es un clásico de la literatura lésbica y, por lo mismo quise leerlo en compañía... peeero, no contaba con algo: a medida que iba leyendo me dije "esto ya lo conozco" y sí, lo conocía, cometí el error de ver la película antes de leer el libro (así, por una casualidad, haciendo cambio de canales y pillándola)... y eso me desmotivó, el conocer la historia, el saber qué pasaría... y, simplemente no pude con él.
Así que no es un mal libro, pero en mi caso, llegó un poco tarde (dos semanas tarde).





Estados Unidos de Japón
Imaginen que Japón ganó la II Guerra Mundial. 40 años después, Estados Unidos de Japón, tiene toda la cultura nipona, El emperador rige la ley y es prácticamente "Dios". Ya no hay Mc Donald's, pero podrías encontrar sitios de sushi todo el tiempo, y todos los nombres son japoneses. Claro, hay una oposición clandestina, que, mediante un videojuego, muestran como sería lo contrario (o sea la realidad como es ahora), indicando nuevos escenarios de guerra, etc.
Es de esos libros que te atrapan de principio a fin, a diferencia del anterior que me costó un mundo, este lo terminé en dos días (a pesar de sus 400 páginas). Y, sobretodo, destacaré el final, uno inesperado, que viene a explicarnos el porqué de todo lo anterior.
Altamente recomendado.

Flores para Algernon
Una operación experimental transforma a un hombre de 60 CI en alguien de extraordinaria inteligencia. Pero, claro, no todo es tan bueno como se pinta, a medida que la inteligencia de él aumenta, también se da cuenta de que las personas no son tan amables como él creía, que la vida familiar no era el sueño que pensó... y que muchos de sus recuerdos están afectados.
Todo esto queda evidenciado en los "informes de progreso" escritos de forma regular, en donde vemos como cambia no solo su manera de escribir, sino que los temas a tratar muestran una profundidad incalculable.

Altamente recomendable.


17 diciembre 2017

Hospital


El ir a un hospital nunca me ha gustado, me ha tocado ver más de los que quería, tanto de paciente como de visita.

Distingo al sitio de inmediato por el olor, huele así: enfermedad, antisépticos... puedo hasta paladear: un sabor metálico en mi boca. Comienza la espera y no existe nada más que ese minutero pasando lento y el dolor... sí, el dolor, ese que no te deja, el que no te permite pensar con claridad, sólo quieres que te lo quiten, que lo eliminen, ¡que hagan lo que sea pero lo quiten!

Y llega el primer punto, que la entrevista, que si tienes tal o cual enfermedad, que si presentas fiebre, presión alta, etc. y te califican: emergencia (riesgo vital), urgencia (podría convertirse en emergencia), estable... sea como sea, te toca de nuevo esperar.

Supongo que por esto nos llaman "pacientes", porque simplemente no hay de otra, ir a urgencias es armarse de paciencia por uno o varios tópicos.

De ahí, la atención... je, creo que una de las cosas más horribles del mundo son esas detestables batas de hospital ¿las conocen? esas que se atan por detrás y, por más que intentes taparte, muestran tu trasero al primer descuido... y estás ahí, entre gotero de suero, toses a lo lejos, gritos de dolor más allá... pero en cuanto sientes que ese goteo constante te quita el dolor... simplemente vuelves a ser persona, puedes respirar libre, pensar en otras cosas, por fin informar a los demás. Lo peor pasó, al menos hasta la siguiente oportunidad.

02 diciembre 2017

Adiós


Entonces ¿esto es todo? No mas confidencias, risas... no mas contarme de las niñas, de él y sus múltiples defectos ¿en serio se va tan fácil el tiempo en común?
¡Pues no lo entiendo! Admites que el error fue tuyo, que tú metiste las patas, que tú provocaste todo esto y, de ser así, ¿por qué siento que soy yo la castigada?
No, no lo entiendo.