30 abril 2018

Recomiendo abril 2018

Dado que mis lecturas han estado flojas (apenas he leído un par de libros en lo que va del año), veré de buscar recomendaciones por otros lados, pero también pensé en hacer mis propias recomendaciones de tanto en tanto. Así que...

13 balas
David Wellington


Sinopsis:
Una escalofriante revisión de las leyendas de vampiros Según la versión oficial, los vampiros se extinguieron en los años '80, cuando el agente del FBI Arkeley se enfrentó al último de ellos en un combate que a punto estuvo de acabar también con su vida. Pero, cuando la agente federal Caxton llama en mitad de la noche al FBI pidiendo ayuda, sólo el agente Arkeley sabe que está pasando: queda un vampiro. Escondido en un asilo abandonado, esperando el momento oportuno con la paciencia de la que solo un no muerto es capaz. Sólo hay un modo de resolver éste caso. Pero parece que los vampiros buscan algo más que la sangre de Caxton, algo sobre lo que su compañero guarda en silencio; algo que tendrá que averiguar o morirá.Sólo 13 balas separan a Caxton de Arkeley y los vampiros. Sólo 13 balas entre los vivos y los malditos.
13 balas es el inicio de una saga de libros sobre... vampiros. Ya sé, ya sé, hay muchos libros de vampiros, algunos mas juveniles que otros. Particularmente echo de menos a los vampiros de antes, me cansé de esos que brillan, resisten el sol, tienen alma y tratan de negar su naturaleza a causa de una bondad que... pues... ¿no se supone que los vampiros (en la literatura) alimentaban nuestras pesadillas? creo que Stocker se revuelca en su tumba cada vez que salen vampiros como los que describo.

Veamos, tenemos misterio, policial, ¡vampiros de los de verdad! de los que quieren quitarte toda la sangre y son malos malosísimos... je, a quien le guste este: ¡hay más! son 4 los libros que componen esta saga. En cualquier caso, personalmente, leer algo así, me devolvió el gusto por estos seres de la oscuridad.

22 abril 2018

Dos meses

Siempre he tenido el deseo de dejar el pasado atrás (supongo que es lógico hacerlo así, pero sé que el pasado tiende a perseguirme), que las heridas sean sólo un recuerdo y que las sonrisas aparezcan donde antes habían lágrimas.

Pensé que esto siempre se quedaría en deseo.

La primera vez que hablamos, aquella noche, le conté parte de ese pasado doloroso, le hablé de "ella", la eterna "contra ejemplo" de mis relaciones. «Te duele tanto que hasta yo lo siento», dijo... y tenía razón: me dolía. Al igual que me dolían el resto de los fantasmas, los lugares, los recuerdos.

Recuerdos que, por cierto, no siempre supo por mí.

Han pasado dos meses desde que nos casamos. Recorrimos de la mano por los recuerdos de mi niñez, la que me volvía criatura sin voz... y me ayudó a hablar. Pasamos por los sitios que sólo evocaban pesadillas y lo volvimos lugar de unión. Por último, la persona de mi pasado, esa que alguna vez me dolió tanto volvió a hablarme... y no noté esa angustia, esa rabia/frustración/tristeza que siempre venía con sus palabras.

Sólo dos meses... y con ello me ayudó a sanar, a tener nuevos recuerdos, a preocuparme por lo importante y poner los pies en el presente.

¿Y aun así seguirán diciéndonos que estamos locas?

04 abril 2018

Sustos

La abuela de mis primas (la que no comparten conmigo) ha sido operada dos veces esta semana a corazón abierto, no saben si su cerebro funcionará como antes, si volverá a ser la misma... o si hablará siquiera. Buscamos donadores de sangre, algunos rezan... otros, simplemente nos dedicamos a dar vueltas por ahí, por si acaso resultamos útiles de alguna manera. Es que ¿qué se dice en momentos así? ¿cómo se puede consolar algo así?

Pensaba en ello cuando me encuentro con esta noticia:
A esa hora mi abuela (la que sí comparto con esas primas) viajaba desde San Fernando a Santiago... al enterarme empecé a llamarla... ¡y no respondía! y sí, es una vieja odiosa pero es MI vieja odiosa.

Una llamada, cinco... diez... 34 ¡y nada! y es así como toda mi oficina estaba en plan histérico y mi pareja preocupada y yo más... pero sí, la llamada 35 la respondió. Y cuando por fin la vi: ¡la reté! ¡ya no estoy para estos sustos! Pero sí, fue todo un alivio verla bien al fin.