14 junio 2018

Esconderse

Hace años atrás, con otras parejas, siempre tenía el mismo problema: el armario. Verán, mi familia y amigos saben que soy lesbiana (el cómo lo supieron es otra historia), pero invariablemente estaba en relaciones con mujeres que no habían salido del armario y esto era un lío tremendo.

Ya era bastante malo tener que simular en la calle (lamentablemente en ese entonces no faltaban los tipos que, ofendidos por tu actitud, te lanzaban piedras sólo por ir de la mano con alguien del mismo sexo), pero cuando eso además se trasladaba a tu propio hogar: era terrible.

Llamadas en Skype donde debía desaparecer, simplemente ni existía en sus vidas. En algunas ocasiones no era ni "la amiga", ya no hablemos de decirles a sus padres que vivían conmigo, o que me presentara a sus compañeros de trabajo... o a sus amigos.

Fueron tantas veces las que fui a buscar a la salida del trabajo y verlas pasar de largo, hacer como que ni me conocían... y dolía, dolía mucho.

Todo cambió una noche en la que conocí a cierta joven, y cuando digo "joven", me refiero a alguien que se acercaba más a la edad de mi hija que a la mía (de hecho, alguna vez mi madre preguntó si era una compañera de curso de mi hija). Estaba claro desde el inicio que esa relación no llegaría a nada, pero era liberador estar con alguien que le importaba 3 pepinos que alguien supiera de su condición sexual... o de lo que sea sobre ella.

Eso fue una locura, de pronto era yo la que quería "esconderse" o al menos "disimular" un poco... y entendí a mis exs. Uno cosa era no publicarlo a los cuatro vientos y otra tener que esconderlo. Y, entre ambas propuestas, a veces se llega a un extremo.

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