04 abril 2018

Sustos

La abuela de mis primas (la que no comparten conmigo) ha sido operada dos veces esta semana a corazón abierto, no saben si su cerebro funcionará como antes, si volverá a ser la misma... o si hablará siquiera. Buscamos donadores de sangre, algunos rezan... otros, simplemente nos dedicamos a dar vueltas por ahí, por si acaso resultamos útiles de alguna manera. Es que ¿qué se dice en momentos así? ¿cómo se puede consolar algo así?

Pensaba en ello cuando me encuentro con esta noticia:
A esa hora mi abuela (la que sí comparto con esas primas) viajaba desde San Fernando a Santiago... al enterarme empecé a llamarla... ¡y no respondía! y sí, es una vieja odiosa pero es MI vieja odiosa.

Una llamada, cinco... diez... 34 ¡y nada! y es así como toda mi oficina estaba en plan histérico y mi pareja preocupada y yo más... pero sí, la llamada 35 la respondió. Y cuando por fin la vi: ¡la reté! ¡ya no estoy para estos sustos! Pero sí, fue todo un alivio verla bien al fin.

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